domingo, 26 de julio de 2009

Sobre géneros

Al ver tal cosa es cuando me digo: que increíble es el hombre
George Sand

Estaba viendo esa película titulada: "Lo que queda del día" con Anthony Hopkins y Emma Thompson, y mientras la veía se me vino a la boca esa frase, y pensé en que el hombre tiene la capacidad de ser realmente increíble, y cuando hablo de hombre me refiero al varón propiamente dicho, en mi corta vida me ha tocado conocer a diferentes varones y ninguno de ellos ha dejado de enseñarme, directa o indirectamente alguna cosa, y no hablo de buenas costumbres precisamente sino más bien clicks, que me hacen abrir un poco más los ojos.

Las mujeres podemos estar tan llenas de mierda... Es triste, sin embargo verdadero, mientras la película se desarrollaba el espectador entendía que hay en realidad dos historias que corren en paralelo, por un lado el drama nazi y un títere inglés, por el otro el drama amoroso que está tan bien llevado, no lo hace pesado como en muchas peliculas, entonces volvía a pensar que el hombre es tan misterioso o más que una mujer, que en su simplicidad masculina existen estas hondonadas impenetrables.

La razón de los hombres me suena a un juego de póker, nuestros géneros están tan distanciados que no creo sea factible algún punto de encuentro y entonces pienso en Sabina en Bukowski y finalmente en Virginia Woolf. Siempre nos separá un vidrio, es inútil negarlo.

No somos algo extraordinario porque podemos parir, no, sino por la capacidad de amar y aunque me pese es lo mejor que podemos llegar a aspirar, más no los pensamientos elevados ellos están reservados a personas que no hacen más que vivir en la más ascética soledad, aún rodeado de personas y seamos honestos: ¿Cuántas mujeres se cuentan es esas filas?

Supongo que con esto quiero decir que no me interesa mucho tener pensamientos elevados o al menos tomando la definición de elevado que tienen tales varones, por supuesto.

Y pienso en en Sr. Stevens que lloraba mucho, mucho pero por dentro por alguna autoimposición estúpida suya, trabajo y más trabajo dijo él, ese es el riesgo más grande que corren los hombres: volverse maquinitas de vivir, no hay nadie en el mundo, nadie, que me necesite tanto como él, dijo ella, ese es el riesgo que corremos nosotras, necesitar que nos necesiten.

Por último dejo rebotando: the men need to be rembered, the women need to be missed... Very odd indeed.







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