miércoles, 19 de agosto de 2009

Cloudy days

Los días nublados le hacen a uno trabajar la moral, porque lloviznan y lloviznan, la gente que camina por la vida constantemente lloviznando entederá mejor de lo que hablo.

Caminaba por las veredas brillantes pensando en una que otra cosa, entonces sucedió: enfrente una nena salía de su casa toda emponchada (estaba corriendo viento) y se va, sin cruzar a mi vereda en la dirección opuesta, a simple vista puede parecer una situacion normal pero no lo es pues la niña en cuestion se parecía muchisimo a mi cuando era más joven.

Habrá tenido unos 13 o 14 años, mismas facciones, estatura, complexión, fue cuando digo: mi otra yo, inevitablemente me deje llevar por la memoria a aquel cuento donde se encontraban el Borges viejo y el joven, en aquella conversación sobre los hechos acontecidos en la vida de cada uno de ellos, del mismo. No puedo describir lo que me sucedió en ese momento, me sentí estafada sinceramente, como si en alguna parte del, limbo pongamos, donde se decide que tal o cual criatura nace o no o que sé yo algun ángel lelo dijo "echémosla a ver que pasa", senti en la piel el juego cósmico, una peona cósmica.

Y si existiera tal alter ego, que le diría, ¿matáte, sacános de nuestra agonía? ¿No le hagas caso a tus viejos que al final están mas perdidos que turco en la neblina?¿La vida es bella? No, no, no, la vida es potencialmente bella y la mayor parte del tiempo se siente como una patada en el estómago.

A todo esto, llegué al alergista (terapia desensibilizante de la alergia) me pinchó el brazo, cruzamos las palabras obligadas anti-antipatiquez y salí a llovizna ahora un poco más copiosa.

Me dieron ganas de salir a correr detrás de esa nena y decirle: wake up! Abofetearla, sacudirla para que se despabile, para que haga algo por nosotras, cualquier cosa... Por supuesto, no pude evitar largar una carcajada ante la idea tan absurda.

Llegue a casa toda humedecida, me cambié y me senté a escribir junto a unos mates de agua hervida.




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