jueves, 6 de marzo de 2008

Lost hour

Escuchar música clásica es como mirar un caleidoscopio, y escuchar sin saber muy bien que es lo que se está escuchando, escuchar los golpes de las notas y pensar que en verdad no hay nada que pensar solo creer en lo que se escucha.

Muchas veces me siento una terrible estúpida por gustar de tales melodías o quizás una ciega por no saber sus trasfondos, a veces también me siento una pedante, ay qué mezcla de cosas genera salirse de los parámetros establecidos, como saber si se ha cruzado la delgada línea entre lo puramente frívolo y lo verdaderamente emocional.

No puedo explicarme con razones, al ser esto un leguaje tan amplio y complejo en matices, y al ser una tan chusma como para meterse en los oídos tales auroras boreales del sonido, se siente como si debiera disculparme por el atrevimiento de pasarle el dedo a la crema de este petit pastel de vainilla y rayadura de naranja.

Que es ese mundo apentagramado donde los símbolos por sí mismos no son más que manchas, y esas manchas que perduran frente a los millares de estilos derivados, también pienso en elitismo
escondido, acaso hay menos belleza en un acordeón de barrio que rasguña el aire, no lo sé...

3 comentarios:

néstor dijo...

Diría, ni siquiera creer ni siquiera elitismo, sólo cerrar los ojos y dejarse invadir por ese "otro" lenguaje.
Puede que dé resultado.

Martín dijo...

me gusta el tono de tus post Pame! No posteas muy seguido pero bajas muy bien en lo que a instropeccion refiere. Yo, la verdad, no me siento ni cerca de la musica clásica, si voy tomando lazos a las musicas flolkloricas, pero no no... hay algo que me aleja de esos pulsos!

Muacks!

pamela dijo...

ohh hace un montonazo que no veo esto!, gracias por darse el tiempo de escribir el comment :)
uyy ñery después tenés que contarme que tal el reci de bobcito dylan!!, me acordé de vos cuando escuché en una radio de baires que estaban regalando entradas.
Nos vemos mua!