viernes, 3 de abril de 2009

De cuando dan ganas de llorar

"El corazón si pudiese pensar, se pararía"
Fernando Pessoa - Libro del desasosiego


Porque siempre ocurre la melancolía en el lugar menos pensado y por transitividad el equivocado, y entonces uno cierra el lagrimal pensando en algun chiste tonto que escuchó alguna vez para auto-sonreirse como alguien que recobra de pronto la cordura.

Se eriza el bello del brazo como consecuencia, claro es que no se pueden controlar las reacciones físicas de la psiquis, mientras el egoísmo nos da vueltas alrededor, pienso en el orgullo que no sirve para nada y que si tuviera el dinero que hace falta podría comprarme un pasaje de la NASA para hacer esos viajes a los distintos planetas. Sputnik en realidad tuvo mucha suerte, si se quiere.

O la ojeras que son esos emblemas del insomnio y la estupidez y de nuevo el insomnio... ad infinitum.

Es que esto no se llama vida y en ocasiones en ínfimas e imperceptibles, la náusea se apodera de mi estómago y otra vez de cuando dan ganas de llorar en el momento equivocado y por transitividad en el lugar equivocado... Y otra vez ad infinitum, todo un poco loco como esa película, "El día de la marmota" en el que Bill Murray es obligado a vivir una y otra y otra vez el mismo día, sin poder, bah no sin poder sino sin tener control sobre los órdenes superiores de la nada, como cuando quiso salvar al vagabundo que muere, pobre todos los días intentado salvarlo de la muerte y sufriendo por esa muerte irremediable y contundente.

Es así como me ocurren esos accesos de Algo inefable.



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