viernes, 7 de diciembre de 2007

Tardecita desalmada

El sol se esconde tan rápido, como apurado para llegar a algún lado, los minutos se suicidan cada 60 segundos y yo dando vueltas por la casa sin saber que hacer o decir para que suene o se vea lo más normal posible.

A veces es una necesidad humana de tratar de entender lo indescriptible, sin embargo, cuando se mezcla todo (como suele mezclarse en las cabezas de las damas) se me da por pensar que un corte de pelo puede cortar el recuerdo también.

Supongo que es hora de dejar de lavarme la cara con mi estupidez, no volver a usar ese rimel que me pegotea las pestañas, quien sabe mudarme a otro mundo.

Todo puede ser posible menos..., menos aquello que está a diez mil li de lo que suelo llamar yo.

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