jueves, 25 de octubre de 2007

Los rropes

O perros, como comúnmente se se les conoce a estas criaturas babosas y peludas que te mueven la cola como si no te hubieran visto en años y vos pensás que te hacen fiesta porque acabás de llegar: demolido de cansancio, con ojeras de tres días, solo para darte cuenta que tenías ese sandwich de salame (de procedencia dudosa) en la mano, sí!, ese que te compraste por $1.50 en el kiosco (de procedencia dudosa).

Ah ... ese amor incondicional, esa amistad inigualable que se les ve en la mirada cuando ponen su mejor carucha y vos empezás a balbucear cosas como: ay que le pasa a la nenita, a la gordita, a la bebita y demás diminutivos con los que (especialmente las mujeres) solemos dirijirnos a estos seres; pero lo que pasa en realidad por sus cabezas es algo así como: ¿y si me sacás a pasear esclava humana?

Bueno, esta entrada es para todos los amantes de rropes, y el que no los ama debiera, hay tantos motivos para hacerlo: bañarlos, vacunarlos, peinarlos, sacarlos, alimentarlos ...
y todo con tal de verlos panza arriba sobre sus espaldas en la mitad del patio, plácidos.

Se adjuntan dos especímenes representativos de la clase: rropes.


(Nombre: Fox . Menor de edad. Identidad Reservada)



(Nombre: Jenny. Buscada: me enterró tres pares de medias)



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