martes, 23 de diciembre de 2008

Sobre la selectividad de la memoria

Es gracioso como nos olvidamos de cosas que nos dijeron hace cinco minutos, sin embargo recordamos cosas que en un principio ni nos percatamos, a mi me sucede con los perfumes y las ropas, entre otras cosas, hoy cuando volvía a casa al subir al colectivo, juro que senti su perfume, tanto asi que ni atiné a darme vuelta, como me dolía la cabeza y el sol estaba en su máximo esplendor solo me abandoné al lado de la ventanilla, apoyando la cabeza sobre el vidrio ahumado que no es ni vidrio sino una especie de plástico y tampoco es ahumado sino es suciedad atrapada que los coles usan a modo de vidrio ahumado, que supuestamente se rompen con un martillito rojo inexistente.

Fue en estas condiciones en las que me asaltó una penita honda y mientras caía en un leve sueño al ritmo de un suave bamboleo, dejé de pensar y dejé que me inunde el aire de este automóvil casi vacío.

Eventualmente llegué a casa con el cansancio en las venas y me eché con U2 en los oídos a recordar que sigo viva a pesar de todo y que el show debe continuar, que memorable puede ser la memoria que aún cuando después de haber trenzado tanto hielo junto, una gotita de calidez me devuelve la sonrisa, es increíble que en una fragancia caprichosa los recuerdos hagan lo suyo, es increíble como aún me asombran estas cosas...



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